Día 11



 Distancia recorrida: 1,422 millas náuticas
Distancia por recorrer: 765 millas náuticas

La noche con cielo despejado que tanto anhelaba por fin llegó. Alrededor de las doce de la mañana se abrieron las nubes y brillaron las estrellas con la intensidad que sólo se observa cuando no hay ni una sola luz al rededor. También, se alcanzaba a ver el efecto de la fosforescencia en el agua con gran luminosidad. Este fenómeno se ve como si brincaran en el agua pequeñas chispas fosforescentes por donde se desliza el Champ.

Curiosamente, el lugar en el que más se observaba la fosforescencia era en la popa, justo atrás del timón. Durante casi dos horas estuve acostado en la cubierta viendo las estrellas y cuando ya me iba a bajar a tratar de descansar un rato más, la luna comenzó a salir por el horizonte. Aún con lo pequeña que está en esta fase, iluminaba el mar perfectamente. Estaba escuchando música clásica con mi iPod y como gran cliché comenzó a sonar el Claro de Luna de Debussy. Mejor imposible.

Ayer en la tarde ocurrió un evento desafortunado. El pequeño WC instalado en el Champ dejó de funcionar. Es un sistema bastante delicado que a través de una bomba manual utiliza el agua del mar para circularla por el sistema y luego desecharla al mar. Se descompuso la bomba y creo que será imposible hacer cualquier reparación hasta llegar a un puerto. Por lo tanto, me veré forzado a utilizar estos últimos días el Sistema Alternativo para Eliminación de Deshechos, también conocido como cubeta.

El pronóstico señalaba que tendríamos vientos constantes de unos 12 nudos hacia el oeste pero la realidad fue completamente diferente. A veces llegaban rachas con las que avanzábamos a 7 nudos durante 20 minutos y otras nos pasábamos una hora veleando a tan solo tres nudos. Bastante errático, pero nunca dejamos de avanzar.

Otra situación que he venido monitoreando con mucho cuidado es la de la comida. No se qué pasó pero cuando fui a hacer mis compras llevaba una lista de lo necesario para pasar 25 días en el mar. De hecho, todas las provisiones a penas cabían en un carrito de súper. Sin embargo, al final de la primera semana en el mar era evidente que el cuerno de la abundancia era mucho más pobre de lo que esperaba. Al momento, me quedan diez huevos, unas cuatro latas de sopa, seis latas de verdura, una lata de nueces y cacahuates, siete juegos de comida hindú, nueve barras de proteína, vasitos de un postre de chocolate sin azúcar y bastante café y latas de coca de dieta. Tengo estimado que llegaremos a la meta el Lunes por la tarde y las provisiones que quedan serían suficientes para entonces, pero no para muchos días más. Afortunadamente, el pronóstico es de vientos muy fuertes y favorables para los últimos días. Cinco noches más. Cinco noches y a dormir en una cama de verdad y a usar un baño que no sea una cubeta.