15 de Octubre: Comienza la recuperación y algunas reflexiones.

Después de seis largos días de espasmos y de dolor en el abdomen y en la parte baja de la espalda, parece que el antibiótico está funcionando y han comenzado a disminuir las molestias. Aún continúo con serias dificultades para orinar. A pesar de eso, innegable que poco a poco mi cuerpo va sanando. Pero algo que no me ha abandonado es el ánimo. No existen sentimientos de decepción, ni enojo, ni frustración. No tengo duda de haber tomado la decisión adecuada. Voy regresando con la mejor actitud y con la frente en alto.

Hace unas semanas, una persona a la que aprecio mucho me ayudó a poner en perspectiva que las aventuras se definen como tal porque el resultado es incierto. Si hubiera completa certeza del desenlace, entonces estos proyectos perderían gran parte de lo que los vuelve interesantes. Y al final, pienso que aunque el proyecto no termine de la forma en la que nos lo planteamos, esto no representa un fracaso. Para mi, un fracaso sería vivir una vida ordinaria y sin sentido. Intentar este tipo de retos, aunque al final no tenga éxito, me hace tener una vida llena de experiencias.

México se ve ya muy cerca en las cartas de navegación y hemos tenido un avance constante. Cuando hay buen viento salen las velas y cuando no lo hay entra en marcha la vela de acero (el motor).

¿Qué me espera en los siguientes días? No lo se. Lo primero será que me revise un especialista y tal vez que me saquen un ultrasonido. De ahí en adelante no tengo idea de qué pasará en los siguientes días pero iré tomando decisiones en cuanto vaya pudiendo. Lo único cierto es que cuando vuelva a entrar al puerto de Acapulco tan solo 12 días después de haber zarpado lo haré con muchas experiencias y lecciones que no tenía antes de partir.

Mañana estaré abriendo las cartas que amablemente me mandaron cientos de personas para ser abiertas cuando tuviera un día difícil. Sus palabras me acompañarán en ese último día en el mar. Mi más sincero agradecimiento a todos ellos.