Primeras 48 horas.

Los primeros dos días de esta aventura han sido de grandes contrastes. Primero, tuvimos el arranque de la carrera en la que estábamos cerca de 40 veleros (sólo 23 estamos participando en el SHT). Por el radio iban anunciando los tiempos para el arranque de cada división. Mi hora de salida fue las 12:25pm. Cinco minutos antes, se toca una corneta y es como un aviso. Un minuto antes, hay otra corneta y en ese momento nos enfilamos hacia la línea imaginaria entre una boya y el Club de Yates. A las 12:25pm en punto sonó el cañonazo que marcó el inicio de nuestra división. Había mucha niebla y el Golden Gate estaba completamente envuelto por las nubes. Aunque vi veleros alrededor de nosotros, no traté de identificar quién era quién y me concentré en ser lo más eficiente y controlar bien el velero porque de inmediato aumentó el viento hasta unos 25 nudos.

La salida al Pacífico por el Golden Gate es relativamente estrecha y era importante calcular bien el viento y el ángulo al que podríamos navegar para salir sin tener que luchar demasiado. Creo que lo hicimos bastante bien y no fue sino hasta que nos encontramos debajo del puente que alcancé a ver la estructura. ¡De verdad estábamos en camino!

El primer cambio llegó una media hora después de salir de la bahía ya que disminuyó súbitamente el viento y provenía de la dirección hacia donde nos tenemos que dirigir, 240º. Primero me dirigí hacia el suroeste sin encontrar buen viento y decidí cambiar el rumbo hacia el noroeste esperando mejores condiciones. Y sí hubo una mejora pero a cambio de adentrarnos en los canales de navegación de los grandes barcos.

Traté de comer algo y de organizarme para el resto del viaje. Pronto recordé lo fácil que es perder cosas en un velero tan pequeño y pasé un rato buscando mi navaja. Cerca de las 8:00pm viramos definitivamente hacia el suroeste y nos preparamos para la noche. Todos los días a las 9 de la mañana y 9 de la noche tenemos llamadas a través de los radios de onda corta para reportar nuestras posiciones y platicar un poco sobre la situación de cada uno. Me da gusto escuchar otras voces. El viento volvió a disminuir en la noche y así continuó hasta la mañana del domingo 1 de Julio.

Mi primera noche en el mar fue bastante buena, descansando treinta minutos continuos y parándome a revisar las condiciones del velero, del viento y del mar. No me costó trabajo entrar a esta rutina.

En la mañana del domingo, me enteré que estaba en el lugar 17 de los 23 veleros y aunque mi objetivo no es realmente competir, sino vivir una aventura, cuesta trabajo no entrar mentalmente a la competencia.

A medio día, como se tenía pronosticado, aumentaron otra vez los vientos hasta 25 nudos con rachas de 30 nudos. En todo el día hice unos 8 cambios en las velas y cuando aumentó el viento traté de ser lo más conservador posible y cuidar al Champ.

La segunda noche fue muy diferente a la primera ya que con el mar tan crecido y los vientos fuertes, el velero era sacudido permanentemente y costaba trabajo permanecer acostado. Seguramente dormí bastante pero nunc a necesité de la alarma para levantarme a hacer mis revisiones. Con el amanecer llegó también algo de calma y con los vientos de 15 nudos regresó mi apetito ya que llevaba cerca de 24 horas sin comer.

Esta aventura comienza maravillosamente, con 267 millas náuticas recorridas y unas 1,863 por recorrer. Si seguimos así, es posible que lleguemos a nuestro destino en tan sólo 14 días. Pero aún hay mucho océano por recorer.