Día 16


Distancia recorrida: 2,125 millas náuticas
Distancia por recorrer: 81 millas náuticas

Pasó el último día y tan sólo nos queda una noche navegando. ¡Y qué gran experiencia ha sido esta! Parece increíble que en tan solo unas horas estaré en tierra, rodeado de gente. Hoy comencé a ver señales de que estamos llegando, primero con la gran cantidad de pájaros que se han acercado al Champ al parecer con curiosidad. Después, escuché el ruido de aviones y por la tarde pasamos muy cerca de un barco pesquero.

Aparte de navegar, tuve dos actividades planeadas hoy que me entretuvieron un buen rato. La primera fue darle una buena limpieza al Champ. El velero se ha aguantado todo fenomenalmente y se merece que lo cuide como al mejor de mis amigos. Limpié la cubierta con agua dulce para quitarle la sal acumulada por las olas y limpié también todo por dentro. Quiero que cuando la gente vea el Champ a la llegada vea un reflejo de lo bueno que fue el viaje y de lo bien que me siento. La segunda tarea para hoy fue guardar y empacar todas mis cosas. Ya dejé casi todo preparado para hoy y mañana solamente tendré que guardar mi sleeping bag y dos o tres cosas más. No siento desánimo al realizar estas últimas tareas en el día final. Desde hace mucho tiempo aprendí que pensando en que está próximo a terminar un viaje, la sensación de tristeza sólo me impide disfrutar lo que queda por recorrer, por muy poco que sea.

Algo curioso es que con este tiempo que he pasado navegando me he vuelto muy bueno para estimar la velocidad a la que vamos tan solo por el sonido que hace el agua cuando avanzamos y por el movimiento y vibraciones del Champ. Para entretenerme, me he parado frente al velocímetro, cierro los ojos un minuto y trato de adivinar la velocidad a la que vamos. Para mi sorpresa la mayoría de las veces lo he podido adivinar con una diferencia de décimas de nudo.

Sobre el Bela Bartok, tengo un poco más de información. Su capitán, Derk Wolmuth, sufrió de una infección severa (aún no se qué tipo de infección) y para solicitar una evacuación médica activó su EPIRB (transmisor de emergencia). La embarcación más próxima era un barco carguero y lo rescataron horas después pero tuvo que abandonar el velero. En el barco que lo asistió hay un médico que lo atendió bajo las instrucciones de los médicos de la Guardia Costera en Honolulu. Ahora va en camino a Oakland y entiendo que se encuentra en buenas condiciones pero tuvo que abandonar su velero, el Bela Bartok. Interesantemente, antes de dejarlo, colocó las velas y la veleta de navegación para que el velero siguiera avanzando solo en dirección al Oeste y gracias a su transmisor sabemos su posición y que se mueve a aproximadamente 3 nudos en dirección a Hawái. Tengo entendido que en algunos días tratarán de rescatar el velero lo cuál es sorprendente porque de no traer transmisor definitivamente se hubiera perdido en la inmensidad del mar.

Mientras escribo esto, hemos navegado durante 391 horas. Nos quedan unas 13 horas y media para cruzar la meta y lo estaríamos haciendo a las 6:14am hora de Hawái (esto es 5 horas atrás de la hora de la Ciudad de México). En estas últimas horas voy a tratar de cenar algo, y dormirme lo más temprano posible. Ojalá pueda descansar unas tres horas (obviamente despertando seguido para monitorear el Champ) y a las 3 de la mañana me despertaré definitivamente y me prepararé un café fuerte. A 5 millas de Hanalai Bay, donde está la meta, existe un faro en un lugar llamado Kilauea Point. A través de las cartas de navegación sé que este faro mide 174 pies de altura (53 metros) y que flashea una luz blanca cada 10 segundos. También se que esta luz se puede comenzar a ver a 23 millas de distancia. Espero que el cielo esté despejado y me permita ver esta luz que será mi guía durante las últimas horas de la noche. Pero suficiente de hablar de mañana. A disfrutar el presente.