Navegando de Seattle a San Francisco. Segunda parte.


Despertamos el Lunes 14 de Mayo en la marina en Port Angeles. Antes de continuar, necesitábamos recargar el tanque de diesel para el resto del viaje. El muelle de combustible se encontraba ocupado por un yate enorme y tuvimos que esperar cerca de una hora para que terminara de cargar. Cuando se fue, le pregunté al encargado del muelle cuánto habían pagado por llenar el tanque: $6,000 dólares. El Champ se llenó con $80. Ese día tampoco nos favoreció el viento y anduvimos prácticamente todo el tiempo con el motor.

Recorrimos cerca de 60 millas náuticas (110km) a lo largo del Estrecho de Juan de Fuca. Este estrecho está en la frontera entre Estados Unidos y Canadá. En el lado canadiense, el canal de navegación guía a los grandes barcos petroleros, cargueros y pesqueros que van hacia Vancouver. En el lado americano, los barcos van hacia Seattle y Tacoma. También está la estación No. 13 del US Coast Guard, el guardacostas y esto genera aún más tráfico.

Nuevamente nos tocó un día perfecto y soleado. ¡Lástima del viento! Podríamos haber continuado ese día y haber salido al océano. Sin embargo, con mi experiencia anterior me di cuenta que no valía la pena pasar la primera noche tan cerca de la costa y del tráfico. Nos paramos a dormir en la marina de un pequeño pueblo que se llama Neah Bay. Este pueblo se encuentra en territorio de la tribu Makah de los indios nativos y tienen una marina muy bien establecida que usan los barcos de pesca comercial para refugiarse de las tormentas del Pacífico norte.


El proceso para amarrarnos a un muelle es entrar de frente lentamente, conmigo en el timón, y en cuanto hace contacto el velero, Ricardo se baja para amarrar uno de los cabos a una cornamusa. Es un proceso que tenemos bien ensayado pero depende de que yo dirija bien el velero y de que él se baje al muelle en el momento preciso. Al acercarnos al muelle nos encontramos con que, justo donde Ricardo tenía que saltar del velero, ¡habían unos 4 ó 5 leones marinos enormes! Por suerte saltaron al agua al ver que era inminente nuestra llegada.



Eran las 5:00pm y la oficina de la marina y el supermercado se encontraban ya cerrados. Caminamos un poco para estirar las piernas después de todo el día de movernos poco en el velero. Cuando regresamos, preparé de cenar unos portobello asados con una salsa de tomate y unas hamburguesas vegetarianas. Antes de dormir, revisé el pronóstico del tiempo para la costa oeste de Estados Unidos para los siguientes días y todo parecía indicar que tendríamos vientos favorables el resto de nuestro camino.

Total de millas náuticas recorridas: 115
Millas náuticas por recorrer: 740