Escalada al campamento 3 y preparado para subir a la cima.


Volví a recorrer la cascada de hielo durante la madrugada esperando evitar el tráfico que se forma naturalmente. Junto con Sonam sherpa inicié el ascenso a las 3 de la mañana de una forma rápida y eficiente, sabiendo que cada minuto que pasáramos en la cascada estaríamos en riesgo de estar involucrados en un colapso o en una avalancha. Avanzamos sin parar hasta llegar al campamento 1. El cielo ya estaba iluminado pero el sol todavía no nos llegaba. Nos quitamos los crampones, tomamos agua y continuamos a través del valle helado del Western Cwm hasta el campamento 2. Otra vez me encontraba sólo con sherpas y parece que por mi itinerario acelerado estoy escalando y bajando en contra del ciclo del resto de los alpinistas. Durante el día fue aumentando el viento y la cima de las montañas se fue llenando de nubes. Sabía que en los siguientes días aumentaría el viento así que aproveché la tarde para descansar y reponerme. Una de las señales más claras de una buena aclimatación es lo bien o mal que se duerme. Descansé bastante bien esa primera noche en el campamento 2. El segundo día también hice un descanso activo, subiendo y bajando por roqueríos alrededor del campamento y visitando algunos conocidos que se encontraban ahí arriba. Por la tarde preparé el equipo que necesitaría para pasar la noche al campamento 3.

Muy temprano al día siguiente comencé a caminar junto con Sonam en dirección a la base de la pared del Lhotse, atravesando la parte superior del glaciar del Khumbu. Tenía la esperanza de que el sol nos alcanzara justo al llegar a la base de la pared pero las grandes nubes lenticulares que indicaban fuertes vientos en la montaña impedían que el sol nos calentara. Nos colocamos los crampones, nos aseguramos a las cuerdas fijas y comenzamos a escalar por esta pared de hielo. De una forma tranquila pero constante fuimos ganando altura a lo largo de esta pared que debe tener en promedio unos 60º de inclinación y el valle fue quedando debajo de nosotros. Un par de horas más tarde, con el viento mucho más fuerte, se alcanzaron a ver las dos tiendas de campaña de Asian Trekking que conforman el campamento 3. Rápidamente me quité los crampones para entrar en una de las tiendas, Sonam dejó lo que estaba porteando y se despidió para comenzar su descenso ya que pasaría toda la tarde y la noche yo solo en ese campamento.

Mi primera misión fue encender las estufas y comenzar a derretir hielo. Con eso me hidrataría y posteriormente usaría el agua para cocinarme una sopa. De manera constante el viento fue aumentando y durante el resto de la tarde aumentaría a unos 60km/h. Las paredes de la pequeña tienda se sacudían y luchaban por detener el viento. Cuando oscureció me metí dentro de mi bolsa para dormir y el viento aumentaba. Escuché música y algunos podcast, y pasaron las horas. El viento no paraba y cerca de las dos de la mañana aumentó de tal manera que las paredes de la tienda se doblaban hacia adentro y las tenía que detener con las manos. Hasta pensé ponerme las botas y mi ropa de pluma y estar preparado para el momento que se destrozara la tienda y cambiarme a la otra que estaba vacía. Pero ese momento no llegó. A las seis de la mañana, con luz en el cielo y el viento igual de intenso, comencé a bajar por las cuerdas fijas tratando de evitar lo más posible voltear hacia donde venía el viento. Una hora y media después estaba de regreso en mi tienda del Campamento 2, mucho más protegido del viento y contento de haber hecho una buena aclimatación en condiciones difíciles.

Ahora me encuentro en el Campamento Base. El día de ayer desafortunadamente murieron dos personas en la montaña. Una en el lado Norte y otra en el lado de Nepal. También, uno de los sherpas de Asian Trekking fue golpeado en la parte de atrás de la cabeza por una roca que se desprendió mientras escalaba en la pared del Lhotse abajo del campamento 3. De inmediato se movilizaron decenas de personas para atenderlo y bajarlo al campamento 2 de donde finalmente fue evacuado en helicóptero. Está en Katmandú, recibiendo atención médica y fuera de peligro. Yo tan sólo estuve escuchando por el radio cómo se llevaba a cabo el rescate y mientras lo hacía pensaba que esta solidaridad es la que siempre se ha visto en el Everest y me daba gusto ver que al parecer, la pelea tan estúpida que hubo aquí hace unos días había quedado atrás y tanto los sherpas como los otros escaladores trabajaban lado a lado para salvar una vida.

Las fotos en Facebook

Violencia en el Everest. Simone Moro, Ueli Steck y otras injusticias.


Definitivamente era el peor escenario para una pelea. 6,400 metros de altura y decenas de sherpas contra tres alpinistas europeos: Simone Moro, Ueli Steck and Jonathan Griffith (fotógrafo inglés). Los tres vienen en una expedición patrocinada por de North Face, tienen su helicóptero privado viniendo al campamento base todos los días y han andado por la montaña como si fueran estrellas de rock. No se si esto amerite lo que les sucedió pero lo cierto es que no es fácil sentir mucha simpatía por ellos. Por lo que he podido entender de varias fuentes lo que ocurrió es lo siguiente:

Los europeos están tratando de establecer una nueva ruta hasta ahora “secreta” como alternativa a la ruta normal del lado de Nepal. Un equipo de sherpas llevaba dos días montando cuerdas fijas sobre la pared del Lhotse, entre el campamento 2 y el campamento 3. Y habían pedido a los escaladores que les permitieran trabajar no escalando por la pared esos dos días. Los tres europeos ignoraron por completo esta petición tal vez sintiendo que por ser famosos tenían derecho a desecharla y escalaron en paralelo con los sherpas. Cuando se colocaron por encima de ellos con sus piolets y crampones comenzaron a tirar varios pedazos de hielo y uno de ellos golpeó a uno de los sherpas. Los sherpas subieron enfrentar a Simone Moro y este los insultó y amenazó con su piolet. Entonces, todo el grupo de sherpas decidió bajar de la pared del Lhotse hacia el Campamento 2 y posteriormente lo hicieron los Europeos. Fue entonces que se juntaron varias decenas de sherpas que estaban en el Campamento 2 y llegaron hasta las tiendas de campaña de los Europeos para exigirles que se retiraran de la montaña. Estos no quisieron salir y los sherpas comenzaron a destrozar las tiendas y a aventarles piedras. Cuando por fin salieron los Europeos los sherpas los agredieron y se comenta que los golpearon hasta que abandonaron el campamento 2 y regresaron al base.

Eso es lo que he podido recopilar de lo que sucedió y lo he escuchado de segundas fuentes. Pienso que son rechazables tanto las acciones de Simone Moro y de Ueli Steck como de los sherpas involucrados. Tenía la esperanza de que, a pesar de ser Nepal, se retirara de la montaña a todos los involucrados y que se aplicaran las reglas y leyes de este país pero muy a mi pesar me enteré hoy que los autonombrados “líderes” de las expediciones (que no son más que los dueños y operadores de las compañías de logística), habían acordado que todo terminara en un saludo de manos y una disculpa, a pesar de que hubieron amenazas, agresiones físicas y destrucción de propiedad. No dejaron que el gobierno de Nepal hiciera su trabajo.

La parte que me causa molestia, y por la cuál estoy escribiendo de una manera en la que nunca lo suelo hacer, es que llevo casi tres meses luchando para obtener un permiso para volar en parapente desde la cima del Everest, sin que hasta ahora se me haya dado una respuesta en cualquier sentido. El parapente lo traigo conmigo y estoy preparado. Este tipo de vuelo está prohibido en teoría, ha sido realizado en el pasado de manera ilegal y no lo intentaría sin el debido permiso. Pero la gran hipocresía con la que me enfrenté hoy es que las consecuencias para los sherpas y europeos por la violencia que ocasionaron: ninguna. Hacer un vuelo en parapente sin permiso: confiscarían mi parapente de unos 3,000 dólares. Se me confiscaría el pasaporte. Me vetarían de escalar cualquier montaña de Nepal durante por lo menos 5 años. Me deportarían del país. ¿Absurdo? Definitivamente. Si se van a hacer valer los reglamentos que técnicamente prohíben el vuelo en parapente, se deberían hacer valer las leyes que regulan una sana convivencia en la montaña. ¿Se deben hacer excepciones porque tres europeos están patrocinados por una marca grande y los pseudolíderes quieren evitar un escándalo? Nunca. Las reglas son para todos y yo me quedaría tan tranquilo si no me otorgaran mi permiso para volar pero se debería expulsar de la montaña a quienes ocasionaron la violencia.

Tres noches en el Campamento 2


Hay cuatro campamentos en el lado de Nepal del Everest:

-       Campamento 1: 6,100 metros
-       Campamento 2: 6,400 metros
-       Campamento 3: 7,200 metros
-       Campamento 4: 8,000 metros

El campamento 1 se encuentra en la parte superior de la cascada de hielo que forman el Everest, Lhotse y Nuptse. Pero está en una zona llena de grietas y con riesgo de avalanchas por lo que trato de evitar pasar tiempo en ese campamento. También, como pude hacer un ascenso al pico Lobuche hace unos días ya me sentía aclimatado a esa altura y tomé la decisión de hacer un ascenso directo del campamento base al campamento 2. El problema era que como pasamos tres días de fuertes nevadas en el campamento base, les había sido imposible a los sherpas poder montar el campamento dos y tan solo habían podido hacer un par de porteos para depositar las cosas. En resumen, nuestro “campamento” era un montón de bultos y cuando llegara tendría que ayudar a los sherpas a montar las tiendas de campaña personales la cocina y la tienda comedor.

La tarde anterior a mi subida estuve preparando el equipo que necesitaría tanto para el ascenso como para pasar las tres noches de aclimatación que pensaba pasar arriba. Parte del equipo sólo lo tendría que cargar una sola vez como la bolsa de dormir (traigo dos, una para el campamento base y la otra para los campamentos de altura), chamarra y pantalón de pluma, colchón inflable, etc. Puse mi despertador para las tres de la mañana del día siguiente. Cuando sonó la alarma ya estaba despierto, listo para escalar y comencé a vestirme con ropa caliente para soportar los -15ºC que hacía. La noche estaba completamente despejada y la luna iluminaba la cordillera de los Himalaya. Tomé una tasa de té y junto con Sonam Sherpa inicié el ascenso hacia el campamento dos. Tardamos media hora en llegar caminando a la base de la cascada de hielo y nos colocamos los crampones. Eran alrededor de las 4:30 de la mañana y el cielo se empezaba a aclarar cuando empezamos a subir por los enormes bloques de hielo y las profundas grietas que forman esta cascada de hielo. El camino estaba marcado por las cuerdas fijas y de vez en cuando nos encontrábamos escaleras de aluminio (a veces dos o tres amarradas juntas) que usábamos para cruzar las grietas. Después de tantos años de andar por estos lugares tengo la suerte de moverme a través de la cascada y de los glaciares de una forma eficiente y rápida. Fuimos ganando altura rápidamente y pasamos bastante gente en el camino. De pronto, la pendiente se hizo menor y enfrente de nosotros nos encontramos con las varias hileras de tiendas de campaña que forman el campamento 1. Están en hileras porque entre ellas hay grietas enormes. Paramos tan solo unos minutos para tomar agua y comer algo y después continuamos caminando a lo largo de la parte superior del glaciar del Khumbu y del Western Cwm. El sol nos alcanzó y también nosotros alcanzamos el campamento 2 donde efectivamente sólo había una pila de equipo. De inmediato los sherpas comenzaron a mover piedras para hacer plataformas planas donde se montó una tienda-cocina y yo empecé a preparar la plataforma para mi tienda de campaña. Después de la cena, agotado por un largo día de escalada y de trabajo para montar el campamento me retiré a mi tienda donde no pasé una buena noche.
Los siguientes dos días fueron de trabajo para continuar armando el campamento y por la tarde hacía algunas caminatas de aclimatación. El tercer día, con el campamento listo, llegaron varios miembros de la expedición y pasé mi tercera y última noche en el campamento 2, ahora sí descansando. A las 5:30 de la madrugada del cuarto día inicié el descenso al campamento base junto con varios sherpas de nuestra expedición. Trato de salir muy temprano en la mañana para aprovechar el frío de -20ºC y que hay menos riesgo de avalanchas y de colapsos en la cascada de hielo. Tres horas después me encontraba desayunando y descansando de nuevo en el base.

Pasaré dos días de descanso aquí y después volveré a subir a dormir a los campamentos 2 y 3, para estar aclimatado en la primera oportunidad de ascenso a la cima del Monte Everest.

Las fotos en Facebook


Ceremonia de Puya y Pico Lobuche Este


Desde el inicio del día se sentía que era especial, con los sherpas preparando todas las cosas para la ceremonia de puya y bendición. El lahpso o altar hecho de piedras estaba todo decorado con imágenes budistas y ofrendas de arroz, mantequilla, tsampa (harina de cebada) entre otros y todos los que escalamos llevamos nuestros crampones, piolet y casco al lahpso para que fueran bendecidos. La ceremonia comenzó en pleno desorden cuando un lama sentado frente al lahpso comenzó a recitar oraciones y mantras a gran velocidad. Todos los demás estábamos parados y poco a poco nos fuimos sentando y nos fueron ofreciendo té. Algunos sherpas quemaban incienso y otros repartían de vez en cuando arroz que tomábamos a puños y cada vez que el lama arrojaba arroz hacia el lahpso lo hacíamos también nosotros. El día fue particularmente bonito y soleado y mientras el lama recitaba me dedicaba a observar el paisaje alrededor de nosotros. No entendía una sola palabra de decía el lama pero traté de seguir con el objetivo de la ceremonia que trata de pedirle a la montaña que nos permita subir y que nos proteja durante nuestro acento. Con los ojos cerrados traté de concentrarme en esto.

Casi una hora después de haber iniciado la ceremonia algunos sherpas se levantaron y comenzaron a amarrar a un poste que tenían preparado cinco largas tiras de banderas de cinco colores con oraciones escritas en sánscrito. El poste se coloca en el centro del lahpso, en la parte superior y las banderas se extienden unos 100 metros en todas direcciones cubriendo completamente nuestro campamento y ahí se quedarán hasta el final de la expedición. Es lindo el contraste que hacen estas banderas de color rojo, amarillo, blanco, azul y verde con el blanco y negro de las montañas congeladas. Ya colocadas las banderas, se va pasando una charola que tiene tsampa y tomamos un puñado. Todos al mismo tiempo lo lanzamos al aire y lo que nos queda en las manos se le pone en la mejilla al vecino simulando una barba blanca y deseándole que tenga una larga vida. Después viene la cerveza y el chang (bebida alcohólica a base de arroz) y los sherpas comienzan a bailar y a cantar abrazados. Las canciones tienen un tono triste y el baile parece una sesión de tap en cámara lenta.

Ya con esta ceremonia detrás de nosotros, ahora podremos escala por la cascada de hielo y hacia los campamentos altos. Pero antes de eso, el 18 y 19 de Abril realicé un ascenso en solitario al Pico Lobuje Este (aprox. 6,300 metros de altura). Cuando escalo solo me siento mucho más cerca de la montaña y disfruté mucho esta oportunidad de aclimatarme sin tener que cruzar la cascada de hielo que es bastante peligrosa.

Por fin, mañana 22 de Abril a las 3:00am comenzaré a escalar hacia el campamento dos a 6,400 metros de altura. No usaré el campamento uno porque lo considero peligroso. Tras tres noches a esa altura regresaré al Campamento Base y les estaré platicando sobre esta experiencia.

Las fotos de la ceremonia de puya están en Facebook 

Primeros días en el campamento base




Cuando llegué al campamento base los sherpas ya habían hecho mucho para instalar todas las tiendas necesarias pero aún faltaba bastante por hacer y durante dos días estuvieron trabajando intensamente. El campamento base está sobre el glaciar del Khumbu y no hay ninguna estructura que dure de una temporada a otra. Mucho del tiempo lo dedicaron a hacer plataformas para nuestras tiendas de campaña y esto lo hacen primero cortando el hielo para que quede una superficie plana. Después cubren el hielo con piedras para que no se derrita el hielo tan rápido. Finalmente, ponen una capa de grava sobre las piedras para que quede una superficie más cómoda. Una vez realizado todo esto, se arman las tiendas de campaña y cada una lleva unos cinco minutos. Traté de ayudarles un poco pero tenía dos desventajas: no estaba acostumbrado todavía a realizar esfuerzos a 5,300 metros de altura, y no soy sherpa. El resultado final es impresionante y nada más en nuestro campamento hay cerca de cincuenta tiendas entre tiendas de campaña personales (dos sherpas por tienda y cada miembro tiene su tienda personal), dos cocinas, tres comedores, dos bodegas, cuatro baños, una regadera (muy sencilla) y una tienda de comunicaciones. Cablear la iluminación que nos da la energía solar es otra tarea enorme. Lo más asombroso es que dentro de dos meses lo único que quedará aquí son piedras y hielo.

Dos días después llegó al campamento base el resto del equipo, con quien estaré conviviendo intermitentemente en las próximas semanas. No quiero detenerme mucho a hablar de cada uno de ellos pero la primera impresión que tuve es que es un grupo de personas bastante diverso, algunos con experiencia y otros no mucha.

Como he tenido oportunidad de relatar en expediciones anteriores, antes de comenzar a escalar el Everest es indispensable realizar la ceremonia de puya. Nuestro día auspicioso, según el calendario sherpa

Llegada al Campamento Base del Everest


Dejé Pheriche antes de las ocho de la mañana, en cuanto el sol alcanzó la pequeña y comencé a caminar por el valle del Khumbu con rumbo a Lobuche. Los primeros dos o tres kilómetros fueron prácticamente planos pero alrededor tenía enormes montañas nevadas de más de 6 mil metros de altura. De pronto, el camino gira hacia la derecha y comienza a subir hacia la morrena terminal del glaciar del Khumbu que se origina en el Everest. De hecho cruzamos un puente sobre el río por el que fluye todo el hielo que se derrite del glaciar y es curioso ver que el color del agua es casi blanco. Subida, subida y más subida. Pero después viene la recompensa porque se llega al memorial donde hay una pila de rocas (llamadas chorten) por cada persona que ha muerto en el Everest, escalando por el lado de Nepal. Hay banderas de oración de colores desplegadas entre los chorten y con el blanco de los picos nevados hacen de esta una vista inolvidable. Tan solo media hora después, caminando al lado del glaciar, llegué a Lobuche, al Himalayan Eco Lodge. Por la tarde me bañé por primera vez en tres días y me sentí como nuevo, olvidándome del cansancio acumulado.

El día siguiente fue de descanso y aclimatación en Lobuche. Aunque tenía ganas de leer y salir a caminar por la tarde, al Eco Lodge llegó mucha gente conocida y me pasé horas y horas platicando con ellos sobre los planes que tiene para este año y recordando expediciones de años anteriores en las que hemos participado. Finalmente llegó el día de llegar al campamento base. Había nevado la noche anterior y comencé a caminar entre la nieve por el camino que me es muy familiar. La última vez que recorrí este camino fue en 2011 ya que el año pasado el plan era sólo llegar hasta Lobuche. Pero caminaba emocionado porque, aunque sabía que estaba llegando a la base de la montaña, llegaba muy fuerte, sin enfermarme y sintiéndome listo para iniciar el ascenso en los siguientes días. Pasando Gorak Shep se alcanza a ver a lo lejos la base del glaciar del Khumbu y sobre él cientos de pequeñas tiendas de campaña de muchos colores. El camino baja hacia el glaciar y alcancé a ver tiendas de campaña que tenían el logo de Asian Trekking. He tenido la fortuna de escalar con los sherpas de Asian Trekking durante muchos años y me recibieron con mucho afecto. Me llaman “Chiri Triki” que en una baraja es el tres de tréboles. Como estaba llegando tres días antes que el resto del grupo, sabía que no iba a estar completamente listo nuestro campamento pero los sherpas habían hecho un gran trabajo montando las cocinas y las tiendas-comedores. Tuve que montar mi propia tienda de campaña y la comida y la cena fue con los sherpas. Por la noche, a unos 5º bajo cero caminé hasta mi tienda de campaña. Me metí a mi bolsa de dormir, cerré los ojos y le agradecía a la montaña el haber podido llegar hasta ahí.

Mañana estaré subiendo las fotos de esta parte del camino en Facebook

De Namche a Pheriche


Tenía planeado despertar un poco más tarde en el día de descanso y aclimatación en Namche pero me despertó el sonido de los trabajadores que empezaron a picar piedra a las seis de la mañana en el edificio que están construyendo a unos metros de mi ventana. Pero no me podía quejar porque a diferencia de ellos me encontraba calientito en mi cama. Después de un café y un desayuno ligero empecé a caminar hacia Thamo. Me llevó un par de horas llegar al pequeño pueblo pero tenía una visita importante que hacer. En 2010 murió Chhewang Nima Sherpa en una avalancha en el Baruntse. Subí el Everest en 2005 y tenía programado escalar el Ama Dablam con él pero murió un par de semanas antes de esa expedición. En esta ocasión fui a visitar a su viuda, a la que he tratado de ayudar desde el accidente. No habla inglés y un sherpa me tuvo que ayudar a traducir. Me dio gusto verla bien y su pequeño restaurante estaba lleno cuando pasé. Antes de regresar a Namche, me entregó una kata y me deseó buena suerte en la expedición.

A la mañana siguiente desperté temprano, desayuné y comencé a caminar a las siete de la mañana. En realidad no era necesario que empezar tan temprano pero al final del recorrido para el día me esperaba la subida a Tengboche y suele hacerse más pesada con el calor de medio día. El recorrido de este día es sin duda uno de los más bonitos ya que tan solo unos minutos después de empezar a caminar se da la vuelta a una ladera y enfrente se tiene una vista espectacular con el Everest, Lhotse y Nuptse enfrente y el Ama Dablam al lado derecho. Me dio mucho poder ver mi objetivo y he tenido la fortuna de disfrutar esta vista tantas veces que ya lo siento como ver a un viejo amigo. La diferencia de altura de Namche a Tengboche es de unos 500m pero en realidad hay que subir mucho más que eso porque la primera mitad del camino es una bajada prolongada y continua hasta llegar a un cruce de río en una zona que se llama Phunki Tanka. A partir de eso es 100% subida. Primero por un bosque con árboles que dan algo de sombra pero luego aumenta la pendiente y no hay sombra alguna en el camino que zigzaguea por la ladera. Bien vale la pena el esfuerzo de la subida porque de pronto se termina y la recompensa es una maravillosa vista del monasterio de Tengboche y otra vez el Everest y compañía. A diferencia de los días anteriores, se cerró el cielo por la tarde y desaparecieron las montañas. Este es el típico clima de la región del Everest: completamente despejado en las mañanas y completamente nublado por las tardes.

Finalmente hoy, 8 de Abril, me despertó la alarma que había programado para poder asistir a las oraciones de la mañana de los monjes en el monasterio de Tengboche. Cuando llegué a las puertas del monasterio habían unas 15 personas esperando para entrar porque la puerta todavía estaba cerrada pero mientras nos entretuvimos con la vista del Everest al amanecer con el cielo completamente despejado. Nos abrieron y pasamos a la sala principal. Es evidente que este monasterio recibe bastantes donativos porque la sala la habían pintado recientemente y se veía verdaderamente linda. Las paredes de estos cuartos están pintadas con figuras de budas y otros símbolos budistas pero por el humo de las veladoras se van llenando de una capa de hollín. La sala de oraciones del monasterio de Tengboche se veía perfecta. Poco a poco entraron los monjes, se colocaron en sus lugares y comenzaron a recitar oraciones y mantras. De vez en cuando uno de ellos se paraba y le servía té a todos los demás. Fue un gran inicio del día. El camino me llevó a través del último bosque y los últimos árboles que veré en más de un mes. Crucé un puente y llegué a la pequeña población de Pangboche donde fui a buscar el monasterio. Estos edificios son fáciles de encontrar porque son los únicos de color rojo en todo el pueblo. Entré al monasterio y se estaba realizando una ceremonia de puja y me quedé un rato a escuchar a los monjes recitar. Para mí es una tradición hacer una ofrenda de veladoras de mantequilla antes del ascenso y era importante hacer esta parada. Dos horas más de marcha por las laderas de los Himalaya me llevaron hasta Pheriche, mi destino para este día. Con casi 4,400 metros de altura es un buen avance en mi proceso de aclimatación y ahora me encuentro a tan solo dos días de marcha del campamento base. Mientras escribo esto, estoy en el comedor del hotelito esperando a que llegue mi cena de Dal Bhat (arroz con lentejas). Está completamente repleto de gente y por suerte no se siente nada de frío.


El vuelo a Lukla y el camino a Namche


Las tres maletas que tenía se convirtieron en cuatro: una se quedará en Katmandú, dos se irán directamente al Campamento Base del Everest y una vendrá conmigo durante la caminata. Por el problema de niebla en Katmandú y nubes y viento en las montañas siempre es incierto si se podrá realizar el vuelo y en otras ocasiones he tenido que esperar cuatro días por el mal tiempo. En esta ocasión tuve la fortuna de volar en un día fabuloso, completamente despejado. Pensaba que solamente quedaba una línea aérea (Tara Airlines) que volaba a Lukla y cuando me entregaron mi boleto me sorprendió ver que era de Sita Air. La sorpresa viene de que en Septiembre del año pasado un avión de Sita se estrelló después de haber despegado de Katmandú rumbo a Lukla y me habían comentado que la aerolínea había quebrado. Pude sentarme en la primera fila del pequeño avión para observar cómo operaban los pilotos. Para mi esa parte es tan interesante como la vista de las montañas.

He escuchado varias veces que el aeropuerto de Lukla es de los más peligrosos del mundo y, aunque no estoy seguro de que esa estadística sea tan cierta, sí estoy seguro de que el aterrizaje en Lukla es el más emocionante. Eran apenas las ocho de la mañana cuando salí del aeropuerto en Lukla donde un montón de personas se apretaban contra la reja ofreciendo sus servicios como porteadores o guías. Yo ya había hecho arreglos anteriormente y después de un buen desayuno y un par de tasas de café comencé a caminar hacia Phakding, mi destino para ese día. Es un camino hermosísimo entre el bosque, cruzando un par de puentes colgantes sobre el río Dudh Kosi, pasando por pequeñas poblaciones y monasterios. Sé que durante más de un mes el paisaje que verá será prácticamente blanco y negro, nieve y rocas, por lo que traté de disfrutar cada momento de los colores y las vistas.

La primera noche la pasé en Phakding a unos 2,800 metros de altura. Era yo el único huésped del hotelito y en vez de cenar y desayunar sólo en el comedor preferí estar en la cocina y practicar mi Nepalí con el cocinero y con el encargado. Durante el acercamiento trato de comer comida ligera: a medio día unos momos o dumplings de verduras y en la noche Dal Bhat (arroz con lentejas) el plato típico de Nepal.

Alrededor de las ocho de la mañana del día siguiente comencé la marcha cuando el sol comenzaba a iluminar el valle. La primera parte del camino era muy similar a la del primer día, a lo largo del río, cruzando varios puentes colgantes y ganando altura poco a poco. Luego de dos horas de marcha llegué a Manjo donde está la entrada al parque nacional y tuve que registrar nuestro permiso al Everest y mi entrada al parque. La segunda parte del recorrido sigue una subida continua y pronunciada. Ya hacía algo de calor a la hora que empecé a subir pero afortunadamente es una zona boscosa y la sombra ayudaba un poco. Cada vez que he andado por este camino me ha tocado que justo a la mitad de la subida hay una persona vendiendo naranjas. Y también sin falta hay un grupo de gente comprándole. En vez de pararme continué caminando con la esperanza de llegar a Namche a la hora de la comida.

Namche es el pueblo más grande del valle y está ubicado en la ladera de una montaña. Sin aviso, el bosque se terminó y enfrente de mi tenía la entrada a este pueblo. Hoy subí casi 700 metros de altura desde Phakding por lo que mañana pasaré un día completo en Namche y sus alrededores para aclimatarme a la cada vez menor concentración de oxígeno y a la presión del aire disminuida. Aunque al vivir en las afueras de la Ciudad de México a 2,700 metros pudiera parecer que es innecesario comenzarse a aclimatar a esta altura, sé que al no precipitarme en esta etapa podré aclimatarme aún mejor cuando ya esté escalando a 6,000 y 7,000 metros. Por lo pronto, un día de tranquilidad no suena mal, y lo voy a aprovechar para visitar amigos y conocidos de la zona.



Junta informativa en el Ministerio de Cultura, Turismo y Aviación Civil

Las oficinas del Ministerio

Como todos los años, es requisito que el líder de la expedición asista a una reunión en el Ministerio en donde les presentamos toda la información referente a la expedición al Everest. Se les informa cosas tan sencillas como la ruta que seguiremos (arista sur este) y el número de campamentos que usaremos (4) hasta datos del número de botellas de oxígeno (75) botellas de gas de altura (300), litros de keroseno (25), tanques de gas lpg para el campamento base (50) y una lista de toda la comida que se está llevando. Y finalmente información detallada de los miembros de la expedición que están compartiendo el permiso (10), sherpas (37) y personal de apoyo en el campamento base (7).

Durante la reunión
En mi caso, me tocó asistir porque me consideran “líder” únicamente para efectos del permiso ya que tengo mis planes independientes y haré todo el acercamiento al Campamento Base (CB) del Everest por mi cuenta. Cuando llegué a las oficinas de ministerio, la gente de Asian Trekking seguían llenando los últimos documentos de la montaña de papeles que integran la solicitud del permiso y luego, me tocó firmar cada una de las hojas. Con el documento listo, pasamos a una sala de juntas en la que ya se encontraban cuatro oficiales del gobierno sentados. Entonces, comenzaron a leer un resumen de la solicitud y a hacerme preguntas sobre el contenido del reporte y uno de ellos se presentó como el agente que funciona como enlace y que nos acompañará en el CB durante la expedición. En años anteriores era común que estos agentes llegaran al CB y después de dos o tres días comenzaran a tener un dolor de cabeza misterioso y no se volvieran a aparecer. Para remediar esto, me pidieron que le tomara una fotografía al agente en el CB al terminar la expedición. Finalmente, llamaron al jefe de la división de montañismo del ministerio que me hizo entrega formal del permiso, me puso una kata y me deseó mucha suerte, esperando verme varias semanas después con éxito para la reunión después de la expedición.

Con este trámite finalmente cumplido, mañana estaré volando hacia Lukla, el inicio de la marcha hacia el CB y por fin acercándome a la primera parte de mi objetivo.

Más fotos en Facebook

Listo para la expedición


Nuevamente en Katmandú


Acercándonos a Tokio

El viaje de 36 horas desde la Ciudad de México hasta Katmandú fue mucho más tranquilo de lo que esperaba, haciendo escalas en Houston, Tokio y Bangkok. Me ayuda mucho que durante el vuelo trato de, por lo menos una vez cada hora mientras estoy despierto, tomar agua y pararme a caminar un poco. También, el tiempo que paso en los aeropuertos durante la escala lo aprovecho para recorrerlos caminando de lado a lado. Se podría pensar que en el último vuelo, el de Bangkok a Katmandú ya estaría cansado y con la espalda y cuello adolorido después de tantas horas de viaje pero me sentía perfectamente y con una emoción y mucha expectativa de la llegada a Nepal. Y es que desde hace semanas he tenido una sensación de que esta temporada conseguiré lograr mis metas pero esta impresión fue cada vez más fuerte mientras el avión hacía su descenso final hacia el valle de Katmandú.

Las tres maletas
El trámite de migración a la llegada suele ser tortuoso, con largas filas, pero tuve la fortuna de ser el primero en formarme. Luego, tuve la grata sorpresa de que no solo llegaron mis tres maletas sino que fueron de las primeras en salir. Desde el inicio de la expedición todo estaba saliendo perfectamente. Fue tan solo a principios de Diciembre del año pasado que recorría estas mismas calles desde el aeropuerto hasta el hotel y de alguna manera sentía como si no me hubiera ido. Ya en el hotel, me dio gusto volverme a encontrar con tanta gente con la que he convivido durante casi diez años de expediciones a los Himalaya. Es un grupo pequeño de gente que año tras año regresa a estas montañas, algunos por trabajo y otros porque es su pasión, y es reconfortante sentirme parte de esta pequeña comunidad.

Alrededor de las tres de la tarde comencé a sentir el cansancio normal de la diferencia de horario de casi doce horas con la Ciudad de México y por fin me alcanzó el agotamiento acumulado del viaje. Un café espresso me ayudó a aguantar algunas horas más despierto mientras desempacaba y organizaba parte de mi equipo pero al final me venció el sueño alrededor de las nueve de la noche. Me encontraba de regreso en Nepal, siguiendo mis sueños y con una gran expectativa de lo que traerán los próximos dos meses de la expedición al Everest para buscar el doble ascenso.



Hotel Yak & Yeti en Katmandú