El Campamento Base

En el lado norte de la montaña, el campamento base está en una enorme
planicie en la base del glaciar de Rongbuk y al fondo del glaciar se ve la
pared norte del Everest. En vez de estar unos encima de otros como sucede en
Nepal, los campamentos están dispersos a lo largo de esta planicie y por lo
mismo es difícil darse cuenta de realmente cuantas personas están intentando
el ascenso cada año. Lo cierto es que cada día que pasa veo más tiendas de
campaña.

Al amanecer, el sol alcanza nuestras tiendas de campaña un poco después de
las siete (regresamos a usar el horario de Nepal ya que todo China usa el
horario de Beijing, lo cual es absurdo para esta región). Un poco después
nos llevan una taza de té a la tienda de campaña y esta costumbre es de las
que recuerdo con más cariño de las expediciones. Antes del desayuno, voy a
la cocina a prepararme un café expresso con la pequeña cafetera que traje,
diseñada especialmente para los campamentos. Este primer café lo tomo con
los sherpas en la cocina. El desayuno lo sirven a las ocho y ahí me tomo mi
segundo café.

Algo que tengo como obligatorio mientras estoy en este campamento es hacer
una caminata corta en la mañana y otra más larga por la tarde. Esto lo
considero indispensable porque, a 5,200 metros de altura, estas marchas son
las que ayudan a que el cuerpo poco a poco se acostumbre a la falta de
presión y al aire enrarecido. Además, es un privilegio poder estar caminando
por los Himalayas, encontrándome en el camino faisanes, venados y otros
animales.

Uno de los días fui a visitar el monasterio de Ze Rongbuk. Es muy pequeño a
comparación de otros pero es muy visitado porque ahí vivió hace cientos de
años Guru Rimpoche quien es el Lama que llevó el Budismo al norte de Nepal.
En el monasterio hay una cueva a la que se llega a través de un túnel en el
que no cabe una persona parada. Ahí, hay unas marcas en la pared que dicen
ser las huellas de un pie y una mano de Guru Rimpoche. Ese mismo día comí en
lo que le llaman el Hotel California y que realmente es un conjunto de
tiendas de campaña de nómadas tibetanos a unos cinco kilómetros del
campamento, que funcionan como pequeños restaurantes y donde también se
puede quedar la gente a dormir. Aunque la higiene es cuestionable, es una
buena alternativa para la rutina.

En las mañanas el cielo normalmente está despejado y hay poco viento.
Conforme avanza el día, el cielo se empieza a nublar y el viento sacude
fuertemente nuestras tiendas de campaña. Muchas veces nieva por la tarde
pero por lo general el cielo se vuelve a despejar por la noche y se ven las
estrellas y la luna brillando con mucha intensidad.

Tenemos una pequeña tienda de campaña para bañarnos. En años anteriores,
contábamos con un tanquecito de agua con una bomba manual de la que salía
una manguera y una regadera. En esta ocasión contamos con una cubeta y una
cazuela y con eso nos bañamos. Me he estado duchando cada dos días después
de mi caminata de la tarde.

Cuando se mete el sol, encendemos el calentador de gas que tenemos en el
comedor y ahí nos reunimos los integrantes del equipo. Antes de la cena
aprovecho el tiempo para escribir en mi diario, redactar los envíos al blog
y leer. Por fin terminé de leer The Covenant y comencé a leer La Soledad de
los Números Primos, de Paolo Giordano. Cerca de las nueve de la noche,
regreso a mi tienda de campaña y me llevo una botella de agua recién hervida
que meto a mi sleeping bag para calentarme. Ya que estoy instalado para
dormir, veo una de las muchas películas que tengo grabadas en la
computadora. A veces me quedo dormido a media película pero normalmente si
termino de verla.

Cuando apago la computadora y mi lámpara cuento los días que me faltan para
el 17 de Abril cuando iniciaremos el ascenso al campamento intermedio.
Después, cierro los ojos y duermo profundamente.