Empacando y a punto de salir

De alguna manera, comencé a preparar mi equipo de escalar hace semanas. Estuve revisando lo que me faltaba, las cosas que estaban desgastadas y tenía que reponer y también, equipo que podría hacerme la vida más fácil durante los dos meses de relativo aislamiento.

Esta es mi sexta expedición a los Himalaya y mi séptimo viaje a Nepal pero empacar sigue siendo un proceso largo y que no espero con tanto gusto. De años anteriores, tengo listas de equipo técnico, ropa de escalar, ropa de viaje, artículos electrónicos, de comunicación, etc. Cada cosa la voy separando y pongo una paloma en mi lista. Siempre faltan cosas por comprar y hago una lista de compras pendientes. Lo que ya tengo, lo empiezo a meter a las maletas de expedición y pongo otra paloma en la lista. Hacerlo solo me llevaría unas seis horas pero con la ayuda de toda la familia terminamos en cerca de cuatro. Al final, estoy llevando tres maletas de 150 litros cada una. Comentaba con mi papá que la primera expedición al Everest en 2005 llevaba nada más dos maletas medianas. Las cosas que llevo de más ahora las incluyo porque he aprendido por la experiencia.

Después, me pongo a revisar todo mi botiquín médico para comprobar que las medicinas no hayan caducado y que tenga suficiente de cada una de ellas para prevenir todo tipo de enfermedades, virus, bacterias, accidentes, etc. Esta vez fue muy poco lo que tuve que reponer porque casi todo mi botiquín lo renové para el Ama Dablam en Noviembre de 2010.

Al final, siempre dejo la ropa de viaje y para el tiempo que esté en Katmandú. Esta es la parte más fácil y en la que más práctica tengo.

Todo listo para salir el miércoles y regresar a Asia, persiguiendo ese doble ascenso que tengo confianza que este año podré lograr.