Del 5 al 9 de Septiembre

La salida de Port Angeles fue a las 5:45am con el motor funcionando perfecto. El día estaba despejado y nos encontramos poco tráfico de grandes barcos. Como el viento venía del Noroeste, no nos fue posible iniciar a vela y tuvimos que utilizar el motor durante la mañana. Navegamos por el estrecho de Juan de Fuca que separa las aguas entre Canadá y Estados Unidos. Alrededor de las dos de la tarde sentimos que las olas se volvían cada vez más grandes y largas. Las olas del océano. Una hora después llegamos al Cabo Flattery y a la Isla Tatoosh que marcan el punto más al Oeste de Estados Unidos (sin incluir a Alaska). A partir de ahí, nos dirigimos hacia el sur a pura vela y comenzamos a entrar en la rutina del mar. El marcar nuestra posición en la bitácora cada seis horas, preparar nuestras comidas cuando nos diera hambre, y monitorear la dirección e intensidad del viento. Pero lo más complicado para mi es la dificultad de tener que despertar cada 30 o 40 minutos durante la noche para monitorear el tráfico alrededor de nosotros y para ver que no hayan habido cambios significativos en el viento. Esa fue nuestra rutina del 5, 6 y 7 de septiembre.

Antes de salir de Port Angeles obtuvimos un pronóstico meteorológico que nos señalaba que a partir del domingo 8 y hasta el lunes 9 habrían condiciones de tormenta a lo largo de la costa norte de California. Teníamos la opción de parar en Newport, Oregon o de meternos a la tormenta. Se pronosticaban vientos de 35 nudos. Pensando en la preparación para la vuelta al mundo y que en algunas ocasiones tendré que encontrarme con condiciones similares, decidimos seguir. A medio día del domingo las olas eran ya de 4 metros y el viento llegaba a 25 nudos. Para un velero son mucho más peligrosas las olas que el viento y las olas comenzaban a romper alrededor de nosotros. Por eso decidimos iniciar una táctica de tormenta que consiste en soltar un Jordan Series Drogue, que es técnicamente un cabo al que están amarrados cientos de pequeños conos y sirve para frenar nuestro avance. Lo soltamos, bajamos nuestra vela y nos refugiamos dentro del Champ.

A momentos el movimiento fue muy intenso y era imposible pararse. Pero la táctica nos dio resultado y comenzamos a derivar a unos dos nudos de velocidad en dirección Suroeste. Llevamos casi 24 horas en la tormenta y estamos seguros. Todo va bien. Se espera que estos vientos continúen hasta mañana martes por la noche y que vuelvan a bajar a niveles de 15 a 20 nudos. Mientras tanto, vamos llevándola lo mejor posible y el Champ se comporta de maravilla.